
"Un Mar de Luz"

Isla Cristina está enclavada en un entorno privilegiado del litoral occidental de la provincia de Huelva, en el suroeste de la región andaluza y en plena Costa de La Luz.
Los orígenes de Isla Cristina son muy recientes, pues se remontan a la segunda mitad del siglo XVIII, cuando pescadores procedentes del Mediterráneo se asentaron para explotar los caladeros de sardina y atún, sazonar el pescado y extraer la sal.
Tras el terremoto de Lisboa de 1755, se marca el definitivo y estable emplazamiento de la entonces Real Isla de La Higuerita. Hacia 1834 se modificaría su nombre por el actual, Isla cristina, como agradecimiento a la reina María Cristina por la ayuda humanitaria prestada en una epidemia de cólera.
En el año 1892 se construye la primera gran fábrica de sardinas en aceite así como las salinas en la isla, lo cual quería decir que ya los comerciantes no se llevarían el producto a Cataluña u otras partes, que ya no son un monopolio. Había dado comienzo una etapa histórica para la isla con el nacimiento de la fábrica.
La sardina no era lo único que dejaba buenos ingresos, sino que florece la almadraba de atún aportando también numerosas ganancias, pero, a finales de los años 1920 ésta producción se viene abajo al cambiar las pautas de los caladeros por su sobreexplotación.
Actualmente el Puerto de Isla Cristina es el más importante de Andalucía y uno de los primeros a nivel nacional tanto por su flota como por las capturas diarias de pescado y marisco fresco.
Sus gentes, más de veintidós mil, son nobles y acogedoras y ofrecen al visitante una cálida bienvenida.
Blas Infante

Blas Infante visita Isla Cristina por primera vez en octubre de 1921, cuando acude al teatro Victoria de Isla Cristina para impartir una conferencia titulada “El verdadero concepto de la paternidad”, a la que acuden Alejandro Guichot, Ortega y Gasset y Manuel Siurot entre otros ilustres intelectuales. Al año siguiente, 1922, permuta su notaría por la de esta localidad y muda allí su residencia, ejerciendo hasta 1931, año en el que se instala en Coria.
Aquí es donde le sorprende el golpe de estado del general Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923, comenzando una dictadura militar que dura ocho años y que es la causante del cese de la actividad de Blas Infante y del resto de los nacionalistas durante varios años.
Supone, por tanto, un período de exilio interior, dedicándose a su familia, a realizar sus viajes a Portugal, Galicia y Marruecos. Allí ve con sus propios ojos las similitudes culturales entre ambos países, y la herencia de los descendientes de los moriscos expulsados de Andalucía a medida que la conquista castellana se iba extendiendo. Fruto de este viaje y de este descubrimiento es el homenaje a Al Mutamid que organiza en Silves (Portugal) en 1928, y su obra Orígenes de lo flamenco y secreto del cante jondo (1929), donde por primera vez acuña teorías sobre el origen del cante flamenco que aún hoy son reconocidas por los flamencólogos, al haber escuchado a su vuelta de Marruecos por Rabat numerosas nubas emparentadas directamente con los palos flamencos actuales.
En Isla Cristina, de una intensa actividad cultural, que le impacta por su actividad industrial y pesquera, muy lejos de la Andalucía agraria que conoce hasta ese momento, colabora con el Casino de la Unión o “de los pobres”, participa en la fundación del Ateneo local en 1926, escribe en varias publicaciones locales como La Higuerita —que continúa hoy en activo—, y redacta buena parte de su obra publicada como ‘Fundamentos de Andalucía’ (1929), ‘Orígenes de lo flamenco y secreto del cante jondo’ (1929-1933), ‘La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado Libre de Andalucía’ (1931), “Renovación del sentido de la cultura” (1923), “El Libro Nuevo” (1924),“Cartas a Erina” (1925) y “Almanzor” (1929).
Durante su estancia en esta localidad vive su tierno episodio con el zorro don Dimas, un cachorro de zorro recogido por él mismo, huérfano y a punto de ser presa de unos cazadores de la zona, lo que nos recuerda su ecologismo y sus campañas de concienciación a favor de los animales. La narración de sus relaciones con Don Dimas las recopiló en un par de cuadernos manuscritos y titulados “Dimas 1º Historia de zorros y de hombres” y “Dimas 2º. Historia de zorros y de hombres” fechados en 1927