
Aire limpio y aguas puras, mielato de quercus (encinas, quejigos y alcornoques) y laboriosas abejas sin descanso nos dan la mejor dulzura de una miel opaca de color marrón castaño, y de sabor recio y vegetal: la miel de bosque.
En otoño y en el Valle del Genal y Yunquera, los nobles castaños se visten de sus trajes de luces… Cada hoja se tiñe, rojos granate y rubí, oro… Es el momento de la eclosión del erizo, ha llegado la hora de encender la candela y tostar la dulce castaña.
Además de variedad y riqueza, nuestros húmedos y tupidos bosques albergan el manjar de los dioses: la seta. Boleto, robellón, chantarella, morilla, champiñón silvestre… Extraordinaria exquisitez nacida de la tierra.
Muchos otros productos de nuestra naturaleza como las hortalizas frescas y biológicas, legumbres, frutos, espárragos trigueros, tagarninas, caracoles, carnes de caza, etc.… se nos ofrecen en una variada y sabrosa cocina tradicional.
La aceituna de la Serranía, en su óptimo punto de madurez, da vida a su noble esencia, el aceite que, en Cuevas del Becerro, Atajate, Jubrique, El Burgo y Yunquera es extraído en las tradicionales almazaras, proporcionándonos un aceite virgen de oliva, auténtico tesoro de salud. En Ronda se obtiene un aceite puro, de muy baja acidez, dorado con ligeras tonalidades verdosas, neto al paladar y de gran fragancia. Un verdadero“dorado” de la Serranía.
Fruto de una óptima y seleccionada materia prima, los rubios o morados cochinos criados en un medio sano y natural de bosques de encinas que les proporcionan la necesaria ración de bellotas; aderezos justos; curaciones lentas y cuidadosas bajo el preciso ambiente y clima… Así nacen los ibéricos de la Serranía de Ronda: chorizo, salchichón, bondiola, caña de lomo, jamón, paleta, morcón… Sabores exquisitos e incomparables que nos llevan desde Arriate a Cortes de la Frontera, pasando por Montejaque, Algatocín o Benaoján donde la tradición chacinera es vínculo de generaciones.
Territorialidad y pureza de la leche: pastoreo de cabras caprichosas sobre una vegetación autóctona y variada; meticulosidad y cariño en la elaboración; sabia y sosegada maduración en la penumbra… son factores determinantes de un amplio surtido de quesos que ofrecen bouquets y aromas desde los más suaves o lácteos, a los de más personalidad e intensos, sin tiempo determinado para su degustación. Un recorrido por Ronda, Cuevas del Becerro y Arriate, le brindara toda la riqueza de nuestro patrimonio quesero.
Harinas, miel, almendras, manteca, meloja, higos, castañas, licores, especias… dan vida a un inmenso surtido de dulces artesanos: rosquillas de alfajor, quesos de almendra, roscos de vino, tortas de aceite o de miel, mantecados, suspiros, yemas… Recetas de muchos siglos. Los dulces de las monjas de los conventos de la Merced y las Franciscanas tienen reconocida fama: gañotes, pestiños, magdalenas, roscos, etc.