La Candelaria
l 2 de febrero se celebra por barrios, en los que los niños construyen con un palo y ruedas viejas una “Candelaria”, a la que ponen un muñeco de trapo en todo lo alto, le prenden fuego y juegan alrededor.
San Blas
Esta fiesta se remonta a tiempos muy antiguos en los que los 3 de febrero las madres llevaban cintas a la iglesia a bendecirlas para luego ponerlas en la garganta a sus hijos y el santo (abogado de la garganta) les preservara del “garrotillo” (disteria). También era costumbre colgarle en esa cinta una rosca de pan para que se la comieran de camino a la escuela.
Romería de San Marcos
El día 25 de abril se conmemora la victoria cristiana de Martín Alonso sobre el rey moro Muley Mohamat IV, que había asediado a la población. Para recordarlo y celebrarlo, se sale al campo a comer y los niños llevan tambores, sables de madera y gorretinas picudas, como recuerdo de aquella gesta guerrera. Lugar de encuentro suele ser la antigua Fábrica de la Luz, junto al río Guadajoz aunque la gente se reparte entre por las huertas y casillas del término.
Feria de Santiago
Estas fiestas duran aproximadamente tres días, siendo el más importante el 25 de julio, por la bajada de la patrona, la Virgen de la Salud, en procesión desde su ermita hasta la parroquia, donde permanece hasta el primer domingo de octubre.
Feria Real
Esta feria data de los años veinte del siglo XIX. Actualmente se sigue celebrando en el mes de septiembre con gran variedad de festejos, tanto taurinos como flamencos y deportivos, sin olvidar la proclamación de la Reina de las Fiestas, las Dianas Mañaneras y los Fuegos Artificiales que ponen el broche a la fiesta.
La Aurora
Fiel exponente de las tradiciones músico vocales de Castro del Río, en las madrugadas que van desde el 30 de noviembre (San Andrés) hasta el 8 de diciembre (la Inmaculada), entre copitas de “machaquito”, dulces de Navidad y las tradicionales coplas que entonan los campanilleros, se celebra esta fiesta tan arraigada en Castro, que culmina el día 8 de diciembre con misa y procesión de la Virgen.
LA SEMANA SANTA CASTREÑA de “Interés Turístico SEMANA SANTA Nacional de Andalucía”
La Consejería de Turismo y Deporte el 21 de marzo de 2001 reconoció a la Semana Santa de Castro del Río como “de Interés Turístico Nacional de Andalucía”, por los caracteres de antigüedad en su celebración, originalidad y diversidad de actos de la misma, que suponen, en conjunto, una manifestación de valores propios andaluces y de tradiciones populares de interés turístico.
Es la Semana Santa de Castro, sobria y podría decirse de tonos castellanos. Ya en el siglo XVI aparece la cofradía de la Vera Cruz, y más tarde la de la Soledad seguida por la Hermandad de Jesús Nazareno, manteniéndose hasta nuestros días como eje central de la semana de pasión castreña.
Las estaciones de penitencia se caracterizan por el silencio y el recogimiento, pero acompañada siempre por los cantos del Coro Capilla que armonizan en los quinarios, el Miserere o el Stabat Mater, y contribuyen a la serenidad de la escenificación.
La carrera oficial acoge el recorrido de los pasos en un marco de calles empinadas, en recodo, estrechas y bajo arcos que se purifican de incienso acogiendo a los penitentes que acompañan. Las túnicas moradas, el cordón de pita desde el cuello a la cintura, y el verduguillo que refugia
al anonimato, acompañan durante todos los días de penitencia, roto sólo por el blanco de los cofrades de la Hermandad del Resucitado.
El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, con la procesión de la Borriquita donde los niños y niñas vestidos de hebreos portan palmas o ramas de olivos paseándose por las calles adornadas de la carrera oficial.
Comienza el Martes Santo la cofradía del Santísimo Cristo de la Salud, en una procesión de silencio que baja desde el barrio de la Virgen de la Salud. El Miércoles Santo, se viste de morado y capirucho negro para acompañar al Santísimo Cristo de la Buena Muerte (obra de 1700) por las calles que conducen hasta el Cementerio municipal, parada obligada para el rezo por los que nos dejaron. El Silencio es esta procesión, que al anuncio de los tambores resonando por la Cuesta del Santo Cristo de la Victoria van abriendo paso al balanceo hiriente de los portadores.
El Jueves Santo viene anunciado por una escolta de romanos que custodiando los pasos acompañan esta noche a La Vera Cruz, Jesús en el Huerto, El Preso y la Virgen de los Dolores. Los niños son protagonistas de esta procesión con sus pequeñas túnicas, las velas en tropel y el rosco de vino al cuello.
Marca la Madrugá del Jueves Santo un punto de inflexión en esta fiesta. A las dos de la mañana hora solar, sale desde la barroca iglesia de Jesús, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Mayor Dolor para iniciar un recorrido de penitencia y solemnidad. Son los nazarenos penitentes que descalzos y con la cruz a cuestas recorren las calles empedradas de Castro, los que siguen el rumor del paso marcial de los romanos, se detienen al canto de una samaritana, y mantienen su promesa de acompañar al Nazareno hasta su regreso al templo sobre las doce y media de la mañana del Viernes Santo. Y en este camino de dolor hacen de esta procesión una de las más extraordinarias y singulares del Jueves Santo nacional. La tarde del Viernes Santo empieza pronto con el Paseíllo de los Romanos, y el Cruce de Guiones en la calle Corredera, ceremonia en la que la última cofradía cede la carrera a la siguiente, El Santo Entierro que, acompañado por los romanos a caballo y a pie, acompañan en cortejo a este paso junto al Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Soledad, ambas del imaginero Castillo Lastrucci, que se mueven al ritmo de la banda que marca el “Centurión” o el “Pobre Hija Mía”. La Semana de Pasión termina con el Domingo de Resurrección y la procesión que al vaivén de los pasos del Resucitado y de la Virgen de la Alegría, acompañan a los blancos penitentes hasta poner fin a esta fiesta que durante una semana rompe el ritmo en la vida de este pueblo.
Los Mochileros
Es costumbre en Castro del Río, que en la tarde-noche del 24 de diciembre, antes de la cena de Nochebuena, los niños del pueblo se vistan con vulgares, sencillos y graciosos disfraces, cantando por las casas villancicos, a cambio del aguinaldo. Antes de comenzar pronuncian la típica frase “¿Queréis mochileros?”.