
"Al sur de la brújula y en el centro de tus sentidos"

La ciudad de Archidona se encuentra estratégicamente ubicada en la Sierra Norte de la Provincia de Málaga, en pleno corazón de Andalucía. A sus pies una extensa y fértil vega dominada por la enorme y enigmática mole de la Peña de los Enamorados y a sus espaldas el conjunto montañoso de las Sierras de Archidona con el Santuario de la Virgen de Gracia dominándolo todo desde las alturas.
Elevada a una altura media de 660 m sobre el nivel del mar, disfruta de un clima mediterráneo de interior. El término municipal tiene una superficie de 187 Km2 acogiendo actualmente una población aproximada de 7.900 habitantes, entre el núcleo principal y las pedanías de Huertas del Río, Estación La Romera y Salinas.
Una hipótesis propone para el topónimo “Archidona” un origen prerromano haciéndolo derivar de la expresión “Arri-exi-dun-a”, traducida como “la que tiene cerco de piedra.”
Las estaciones provocan en el entorno natural de Archidona unos asombrosos cambios en los paisajes. Disfrutar de ellos durante la primavera y el otoño hará que el visitante aprecie y conozca entornos únicos a nivel provincial e incluso de Andalucía.
La Hoz del Arroyo Marín con su único y autóctono bosque de pino carrasco a nivel provincial, admirar Las Lagunas de Archidona humedales de origen endorreico con todo un entorno de bosque mediterráneo casi virgen u observar las puestas de sol desde las alturas de la antigua mezquita árabe hoy santuario de nuestra patrona, la Virgen de Gracia, son algunos de los privilegios que ofrece esta ciudad.
Es desde tiempos inmemoriales lugar para visitantes y turistas por aquí pasaron y se quedaron turdetanos, romanos, árabes… y todos ellos fueron bien recibidos, bien tratados. De los que se quedaron con nosotros aprendimos y por ellos llegamos a ser lo que hoy somos: unas gentes abiertas, dinámicas y respetuosas con los visitantes.
Blas Infante

Archidona constituye un hito incuestionable en la trayectoria vital de Blas Infante, vinculado a dos factores tan determinantes como son la educación y la enseñanza, en este caso durante sus años de bachiller: una época en la que a la sólida formación académica y personal recibida como alumno interno del Colegio de las Escuelas Pías de Archidona se sumarían vivencias que contribuirían en la formación de su conciencia en pro de la justicia social y dignificación del pueblo andaluz. En palabras de Blas Infante: “Mucho me nació allí, en aquel inquieto y monótono centro, desde cuyo observatorio contemplé lomas de olivos, gente al trabajo, horizontes…” (observatorio del centro colegial, hoy aula de plástica del actual I.E.S. “Luis Barahona de Soto”).
Tras sus estudios primarios en Casares, su familia, gracias a la disponibilidad de recursos, pudo enviarle para sus estudios de secundaria, como alumno interno, a uno de los centros de mayor prestigio en Andalucía: las Escuelas Pías de Archidona donde recibe una educación ilustrada. Allí estudiará entre los 11 y los 14 años (1896-1899), examinándose por libre, primero en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Cabra (Córdoba) y luego en el de Málaga capital.
Aquellos años de temprana adolescencia contribuyeron significativamente a forjar una personalidad comprometida con los más desfavorecidos, muy especialmente con una clase social jornalera sometida a duras condiciones de trabajo y vida. Sus percepciones y vivencias en Casares y Archidona le dejarían una huella indeleble. Un emblemático texto de su obra “Ideal Andaluz” lo sintetiza: “Yo tengo clavada en la conciencia desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales”.
En el Colegio Escolapio, compartiría espacio y tiempo con alumnos externos beneficiarios de enseñanza gratuita, compañeros archidoneses de familia humilde. Por otra parte, desde las dependencias del internado era visible la impactante escena del reparto de comida que los Escolapios realizaban todos los mediodías a las personas necesitadas que acudían con su hambre a la Puerta de la Guiropa, entre ellas probablemente familiares directos de algunos de sus compañeros.
No obstante, las dificultades económicas sobrevenidas a su familia motivan que deba dejar el Colegio Escolapio, efectuando los dos últimos cursos de bachillerato (1899-1901) en el Colegio San Rafael de Málaga.
Un episodio interesante, por la información que de él se conserva y el propio testimonio manuscrito de Blas Infante, fueron los actos celebrados el 10 y 11 de diciembre de 1898, con motivo del homenaje al poeta del Siglo de Oro Luis Barahona de Soto, con ocasión del III centenario de su muerte, a alguno de cuyos actos asistió como alumno de las Escuelas Pías. De este modo, del propio Blas Infante se conservan evocaciones manuscritas de la procesión cívica para el descubrimiento de una placa conmemorativa, hoy todavía visible en la calle Santo Domingo y de la velada literaria celebrada en el antiguo ayuntamiento, de cuyo edificio solo se conserva hoy el arco de piedra de su portada abierta a la calle Carrera.